sábado, 17 de enero de 2009

La escultura en la Iglesia de San Nicolas de Bari, Bilbao - La iglesia


La iglesia

La iglesia de San Nicolás está ubicada en El Arenal bilbaíno, uno de los lugares públicos más destacados de toda la villa. Esta zona siempre fue un terreno pantanoso, ya que formaba parte de un amplio meandro del Nervión. El suelo era por tanto inestable y la edificación de cualquier tipo de construcción imposible de llevar a cabo, por lo que esta parcela terminó convirtiendose en un bosque que se utilizaba para pasear en los ratos de ocio. Pero en los extremos de este espacio la arena se mezcla con las laderas de la colina de Begoña, circunstancia que los pescadores bilbaínos aprovecharon para levantar una pequeña barriada en lo que hoy sería la calle Ascao. En este contexto fue levantada sobre uno de los extremos del Arenal una humilde y pequeña ermita en honor de San Nicolás de Bari, patrón de los pescadores.

La barriada empieza a quedarse pequeña y la población se ve obligada a solicitar permiso en el año 1463 para realizar un ensanche1. Evidentemente el aumento de población trae consigo un aumento de la feligresía, lo que va a hacer que la ermita se quede pequeña. A finales del siglo XV el edificio es sustituido por otro mayor, desconociendose la forma de este proyecto. Finalmente es declarado parroquia en el año 15012. Esta parroquia, construida con las limosnas de los habitantes de la villa3, estaba sometida como todas las demás al patronato de la villa. Ahora bien, el emplazamiento de la parroquia no fue un gran acierto. Al estar ubicada la iglesia al borde del Arenal su cimentación no era todo lo sólida que debería, desembocando esta debilidad en continuas reformas. Delmas nos indica en su libro La iglesia de San Nicolás. Su pasado y su presente cómo “en el templo se observaron con inesperada antelación vicios que conspiraban tan fácilmente a su ruina, que a cada instante había que repararlos y por consiguiente hacer gastos de no corta cuantía”4. Esta situación insostenible, sumada a la gran inundación sufrida por Bilbao en el año 15535, hizo que el ayuntamiento de la villa derribara el campanario (en peligro de caer) y declarara el edificio en ruina.

El estado de la iglesia era lamentable, pero un piadoso y adinerado comerciante llamado Juan de Bengoechea ofreció al ayuntamiento su limosna para la reparación integral del edificio, a condición, eso sí, de poder ser enterrado en la iglesia. El 11 de Junio del año 16116 se terminaron las obras. Pero el tiempo jugó su papel, y en el año 1740 la iglesia debe ser cerrada al culto debido al elevado peligro de derrumbe.

En 1743 la situación era mucho peor: el coste de las reparaciones era tan elevado que el ayuntamiento se planteó la construcción de una iglesia nueva. Este proyecto se convirtió al instante en una importante aspiración del consistorio, ya que éste quería tener un templo grandioso, de calidad, de forma que resaltara el espacio del Arenal (cada vez más importante dentro de la ciudad) y diese fama al municipio. El único problema era el dinero necesario para llevar a cabo la obra.

Años antes se había autorizado al padre fray Pedro de Calatayud a recoger limosna del vecindario con el fin de construir con lo obtenido una casa de misericordia. Pero este dinero fue finalmente destinado a la obra de la nueva iglesia de San Nicolás. Aquellos más de 30.000 reales sirvieron de punto de partida del proyecto. Después de esto se seleccionó uno de los planos del nuevo edificio, que el ayuntamiento ya había conseguido, y se solicitó a Ignacio Ibéro, que por aquel entonces estaba desempeñando el cargo de maestro constructor en las obras de la iglesia de San Ignacio de Loyola, que aceptase ese mismo puesto en las obras del nuevo edificio bilbaíno. Ibéro rechazo los planos que le presentaron, diseñando él mismo el templo7.

Tras distintas dificultades a la hora de contratar cantero para la consecución de la obra, el 5 de Diciembre del año de 1743, víspera de la festividad de San Nicolás, fue colocada la primera piedra8. Aún debieron de pasar 13 años de dificultades técnicas y económicas hasta que la iglesia fue inaugurada el 11 de Agosto. Posteriormente fueron añadidas ampliaciones como la del comulgatorio, y también hubo restauraciones debido a diversas catástofres naturales y a cañonazos de las guerras carlistas, ya que el templo fue usado como depósito de municiones en dicha contienda, pero no afectaron prácticamente al aspecto general del edificio.

Toda la iglesia se eleva sobre un zócalo de piedra de aproximadamente un metro, con la intención de mejorar la cimentación y proteger el edificio de las inundaciones. La fachada principal es un frente prácticamente plano, muy típico del barroco Vizcaíno. El poco dinamismo que transmite surge de las escaleras que salvan el mencionado zócalo. Los dos laterales del templo estan escoltados por sendos pórticos, de los cuales solo se conserva original el izquierdo, ya que el otro fue modificado debido a la edificación de la casa cural en el año 18829.



El plano de la iglesia es centralizado, sin división en naves: se trata de una cruz griega inscrita en un octógono, en cuyos lados libres se han excavado hornacinas para la colocación de retablos. Esta estructura a su vez está recogida en un cuadrado, aprovechándose los angulos muertos para la sacristía y capillas. Ibero trata de imitar el plano de Santa Inés de Roma, obra de Bernini, Borromini y Rainaldi, idea que también utilizó en la iglesia de San Ignacio de Loyola. Esta centralización se ve reafirmada con la cúpula, construida en ladrillo y compuesta pos ocho cascos separados por costillas lisas. Su función también es lumínica, ya que posee ocho óculos abiertos para ahorrar la construcción de una linterna. A los lados del octógono se situan cuatro rectangulos, tres con función de acceso, mientras el restante cobija el presbiterio.

Aunque este templo se construye en época barroca y se considera que pertenece a ese periodo artístico, Basas apunta que “su barroquismo es moderado, guardando un equilibrio entre líneas clásicas y movilidad de escorzos. En este monumento podemos decir que está anunciado ya el neoclasicismo racionalista subsiguiente a la exaltación barroca”10

Como hemos mencionado anteriormente, la parroquia de San Nicolás estaba sometida al patronato de la villa bilbaína, por lo que fue el ayuntamiento el que costeó en gran medida los gastos de construcción, tanto del templo como del mobiliario, aunque por supuesto la parroquia también contaba con recursos económicos propios. Por medio de rentas fijas provenientes de servicios litúrgicos, limosnas o mandas pías, el parroco contaba con un fondo considerable, aumentado con las donaciones de particulares movidos a la generosidad tras saber de la construcción del nuevo templo.

1González Cembellín y Cilla López - pag. 11
2González Cembellín y Cilla López - pag. 11
3Del Vigo, Javier - pag. 80
4González Cembellín y Cilla López - Bilbao.
5Del Vigo, Javier - pag. 80
6González Cembellín y Cilla López - pag. 15
7González Cembellín y Cilla López - pag. 19
8González Cembellín y Cilla López - pag. 25
9González Cembellín y Cilla López - pag. 43
10Basas, Manuel - pag. 89

Bibliografía


GONZÁLEZ CEMBELLÍN, J.M.; CILLA LÓPEZ, RAQUEL; La iglesia de San Nicolas de Bari. Bilbao. Museo Diocesano de Arte Sacro de Vizcaya y Obispado de Bilbao. Bilbao. 2004.

ZORROZUA SANTISTEBAN, JULEN; El retablo barroco en Bizkaia. Departamento de Cultura de la Diputación foral de Bizkaia. Bilbao. 1999.

BASAS, MANUEL; Vizcaya monumental. Haranburu. Bilbao. 1982.

DEL VIGO, JAVIER; Arte y urbanismo en el Casco Viejo de Bilbao. Servicio de educación del ayuntamiento de Bilbao. Bilbao. 1990.

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