domingo, 9 de noviembre de 2008

Sobre la evangelización en tierras de los vascos

Han sido numerosos los autores que, a lo largo de los siglos, se han ocupado del tema de la cristianización en tierras vascas.
Más de dos siglos han pasado desde que don Juan Ramón de Iturriza y Zabala, recogiendo la opinión de otros historiadores anteriores a él, defendiera cómo los “vizcainos” ya conocían la existencia de un solo Dios verdadero, incluso antes de la venida de Jesucristo:


Cómo los vizcainos vivieron antes de la venida de Cristo en el conocimiento de un Dios verdadero, y veneración del signo misterioso de la Cruz.
75.-Asentado el principio cierto que Tubal, o sus nietos, poblaron estas Provincias Vascongadas, nobles y gloriosas porciones de España, se puede asegurar que de ellos quedó establecidala divina ley, según escriben varios autores. Pomponio Mella (sic) en el libro segundo de su Historia, dice que Tubal a los pobladores de Cantabria les enseñó en el idioma vascongado y en dulces metros los preceptos de ambas leyes, natural y divina, doctrinándoles en la adoración de un Dios verdadero criador de cielo y tierra(...)
76.-Esteban de Garibai Zamalloa, el P. Juan Cortés Osorio y otros autores, así bien refieren que Tubal, hombre sabio y amante de su santo abuelo Noé, conservó el culto del verdadero Dios enseñando a sus hijos, y que así estos como los que trajo en su compañía profesaron su religión en Cantabria y en lo que iban poblando en España; esto es tan claro, dice el P. Osorio, para los que tienen alguna noticia de la antigüedad, que no necesita más prueba que advertir que la idolatría no comenzó hasta el tiempo de Abraham, que nació 27 años después de la muerte de Tubal(...)
78.-Resta la duda, o la posibilidad, de que pudo viciarse España por alguna de las muchas naciones que después vinieron a ella, los que apunta Salazar de Mendoza en el origen de las Dignidades de Castilla, y fueron los celtas llamados Bracatos, los de Rodas, Frigia de Asia, Tiro y Sidón(...)
79.-No hay documento ni historiador que pruebe que ninguna de dichas naciones hubiese poblado en estas Provincias Vascongadas; y todos los autores contextan que estuvieron libres de sujeción y dominio extranjero(...)
83.-Tan firme ha sido la fe de los vascongados y sus confinantes, desde que plantó Tubal en Cantabria, que por mantenerse en ella negaron siempre la entrada y comunicación en sus tierras a las extrañas naciones, tolerando horrendas hostilidades en el discurso de doscientos años que duró la guerra de los romanos en España; no por el motivo que supone Estrabón, diciendo ser agrestes, bravos, intratables, contrarios a la naturaleza, desnudos de toda humanidad, que no admitían lo que era común a todos los hombres, sino con el fin de conservar con pureza su religión y libertad, huyendo del contagio de la idolatría y paganismo.
84.-Ya que se ha relatado con autoridades haberse mantenido los vascongados en el conocimineto de un Dios verdadero ignorado de los romanos idólatras ( a excepción de algunos filósofos que creían en un Dios supremo, como escribe en una epistola el Emperador Marco Aurelio); resta que también tuvieron en veneración el signo misterioso de la Cruz, nombrado en su lengua nativa Lauburu, que denota cuatro cabezas o extremidades, que tiene la figura de la cruz, ya fuese porque su patriarca Tubal aprendió de Noé el misterio de la Cruz y enseñó en España, o por alguna de las profecías de las sibilas que anunciaron los misterios de nuestra redención, o por la invicta constancia de los cántabros en la fe y religión de un Dios verdadero mereció que su Divina Majestad los hubiese iluminado con esta noticia...”

En relación con el proceso de evangelización propiamente dicho, escribe:
“...notando las costumbres de los cántabros con la particularidad de que no conocían a los dioses de los romanos y veneraban a uno cuyo nombre se ignoraba; en este estado de la ley escrita, gozando paz todo el universo y a los 42 años del Imperio de Octaviano Augusto, vino al mundo nuestro Redentor, y tuvo principio la ley de gracia o evangélica, y a pocos años de su gloriosa Ascensión fue anunciada a los cántabros y vascones por el Apostol Santiago el Mayor, como refiere San Isidoro, Arzobispo de Sevilla(...)
158.-Instruidos los vascongados por Santiago, San Saturnino Obispo de Tolosa, San Fermín Obispo de Pamplona y otros discipulos suyos, abrazaron la ley evangélica antes del año 77 del nacimiento de nuestro Redentor, según escribe Garibai al capítulo octavo del libro tercero del Compendio historial de españa, y el P. Henao en el capítulo 41 del libro primero de sus Averiguaciones, citando a varios autores; y es constante que el año de 200 de nuestra era cristiana todos los términos de España estaban sujetos e instruídos en la fe de nuestro Redentor, según el aserto del antiquísimo Tertuliano en el capítulo 7 de Adversus Judeos...”

A finales del siglo XIX escribió Fermín Herrán su Compendio de la Historia de Bizcaya de Estanislao Jaime de Labayru , y ya se establecen allí algunas puntualizaciones a don Juan Ramón:
Se ha creído que la raza euskara tuvo la noticia de un solo Dios, mas con el transcurso del tiempo dió culto al demonio y adoró á los astros, á los genios inferiores, á la naturaleza en sus fuerzas y mnaifestaciones, al sol y la luna...
Santiago es por quien el pueblo español comenzó á conocer á Jesucristo, por los años 37 ó 38 de Nuestro Señor(...)
No puede asentarse , sin pruebas, que Santiago predicase en Bizcaya,, pero sí puede creerse que predicó en algunos pueblos de la Basconia y de la Rioja, a juzgar por el itinerario que se asegura siguió el apostol.
Indubitable es la venida y predicación de San Saturnino á la Basconia.
La cuestión está en si tuvo lugar en el siglo primero de la Iglesia ó en el tercero.
Con toda evidencia se puede asegurar que San Saturnino es de mediados del siglo tercero...
Es cosa evidente que la fe católica no arraigó en Euskaria hasta muy entrados los siglos cristianos.
No hay aquí memoria ni tradición de iglesias, ni siervos de Dios, ni de varones apostólicos, ni clase o género de documentos que acrediten, con sana demostración, la recepción y dominio del Evangelio.
Hay que confesar que el Cristianismo no dejó sentir sus efectos saludables en la euskaria en la primera edad ó en la estrictamente apostólica, excepción hecha de alguna parte mínima de la Basconia meridional, durante los viajes de Santiago y San Pablo, que en el resto de la nación euskalduna sólo se percibieron los rumores de este suceso; que dos siglos depués vino San Saturnino á difundir los mismos principios entre los bascones del Norte, pero con mayor resultado; pues al fin vivió algún tiempo en Pamplona (Iruña) y tuvo un poderoso auxiliar en San Honesto que durante siete años instruyó a San Fermín.
A datar de este suceso, parte del pueblo euskaro se vió iluminado con nuevos fulgores, y el movimiento de adhesión á las doctrinas de San Saturnino se fué iniciando en otros lugares comarcanos y preparando á los más lejanos á no mirar con hostilidad las nuevas ideas, de donde surgió una disposición de los ánimos en muchos hijos de Aitor á sentir bien el Cristianismo.
Pero aunque en el norte de la Basconia fué el asiento de la verdad, no así la mayor parte de la Euskalerría(...)
Los bascos conocieron y estimaron la cruz, que fué para ellos un emblema misterioso, un símbolo de algo que encerraba un arcano; pero no dieron en el secreto que no podía representar esa figura, porque Dios redentor había de morir en una cruz por la salvación del mundo; sólo podía saberse por revelación.

Ya en el siglo XX, se perfilan dos tendencias sobre el asunto. Una, defendida por estudiosos como J.M. Barandiarán, supone una temprana cristianización del Pais Vasco, y propone una progresiva transformación de los templos paganos, de raigambre romana, en iglesias o ermitas cristianas, cuyas advocaciones remiten a los primeros siglos del cristianismo:
Gran parte de los vestigios romanos de carácter religioso se hallan en iglesias y ermitas cristianas, lo que demuestra que estas reemplazaron a los templos paganos
Sigue una relación de estos templos, y concluye:
Casi todas estas ermitas e iglesias tienen advocaciones usuales en la iglesia primitiva , lo cual parece revelar que la, cristianización de muchos templos paganos data de los primeros siglos de nuestra era en el pais vasco
De la misma opinión es Andrés Eliseo de Mañaricua, quien apoya su tesis en la posible difusión del cristianismo fuera de los consabidos canales de comunicación romana.
También se apoya en Prudencio, quien, en siglo IV, hablando del martirio de los santos Emeterio y Celedonio de Calahorra (S.III) dice: “¿Crees ya, bárbara gentilidad de los vascones de otro tiempo, cuan sagrada sangre derramó el error cruel?”. Asimismo, aduce la gran profusión de Obispados en la provincia romana Novempopulania para el siglo VI, lo que le induce a pensar que el proceso de evangelización, iniciado en el siglo III, ha culminado a principios del siglo VI.
Una segunda tendencia, tiende a considerar una tardía cristianización del Pais Vasco. Esta tesís será defendida, entre otros, por Z. García Villada en los años treinta del siglo XX :
“...Después de prolija búsqueda, se llega a la conclusión de que lo que hoy constituye las provincias de Vizcaya y Guipúzcoa, no había recibido aún el Evangelio en el siglo XI. De hecho, la diócesis de Valpuesta no llegó más allá de Amurrio, las Encartaciones, y Salinas de Añana; la de Pamplona no pasó de San Sebastián y Alsasua.
La carencia en dichas dos provincias de recuerdos cristianos -inscripciones, monasterios, monumentos arquitectónicos- en los XI primeros siglos de nuestra Era, apoyan esta opinión. Se halla además la misma reforzada por las narraciones de los peregrinos frnaceses del siglo XII que iban a Santiago y entraban por Fuenterrabía , los cuales describen con tintas muy negras la ferocidad e inmoralidad de sus habitantes, hasta el punto de que al llegar a la altiplanicie de Vitoria cantaban un Te Deum, en acción de gracias por haber escapado de ellos con vida
”.
De la misma opinión será Lacarra, quien se basa en la tardía fundación de monasterios particulares en tierras de Bizkaia y Gipuzkoa. Considera que serán estos monasterios, de iniciativa privada, los que irán, durante los siglos X a XI, evangelizando las zonas, eminentemente rurales, de estas provincias. Posteriormente, entre los siglos XI al XIII, estos monasterios particulares serán absorbidos por la autoridad episcopal, creándose así la red de parroquias atendidas por el clero regular.
También defensores de una tardía cristianización del Pais Vasco, serán, entre otros autores, Julio Caro Baroja, o Barbero y Vigil.
En la actualidad, se mantienen posturas más ponderadas, y se atiende preferentemente al registro arqueológico.
En este sentido, el primer punto de conflicto se centra en una serie de piezas cerámicas de Forua y Berriatua, de los siglos IV y V, con cruces estampilladas, que Mañaricua considera de tradición cristiana, pero que, como Agustín Azkarate Garai-Olaun ha demostrado, tienen claros paralelos en la tradición pagana indigena del NO peninsular.
No existe, sin embargo, controversia, acerca de la evidente significación cristiana de los crismones aparecidos en el abrigo de Iruaxpe III (Aretxabaleta -Gipuzkoa) sobre sigilatas tardorromanas (s.V) o las sigilatas con crismones de Iruña-Veleia, datadas en el siglo V.
De otro lado, atendiendo a la epigrafía, tampoco considera Azkarate paleocristianos una serie de epígrafes así catalogados por otros autores, como nos explica F. J. Fernández Conde:
El “corpus” epigráfico de estas comarcas vasconas también presenta algunos problemas, que han sido objeto de discusión y de distintas interpretaciones durante los últimos años. Un grupo de ellas, en concreto cuatro -dos en Meacauir (Meakaur) de Morga- otra en Zaldu (Gordexola) y la cuarta en San Pedro de Abrisketa (Arrigorriaga), habían sido consideradas por M.C. Carreño y Rodríguez Colmenero como cristianas, datadas entre los siglos III y VI, pero un minucioso estudio efectuado posteriormente ha puesto en tela de juicio su naturaleza cristiana, incidiendo más bien en la persistencia de recursos ornamentales de carácter indígena. Y parece que habría que decir lo mismo de otra serie con motivos cruciformes -el conjunto de Lemona- juntamente con varios hallazgos posteriores, en las que se combina la ornamentación cruciforme con motivos de carácter astral (trisqueles o tetrascela). Nos parece más razonable la tesis de Azkarate, que las data en los siglos I-III y que ve también en ellas la mencionada pervivencia de elementos ornamentales de tradición autóctona, con la inevitable influencia de la aculturación romana en aquella época”
De especial importancia y significación será el conjunto de iglesias o ermitas rupestres alavesas, estudiadas concienzudamente por Agustín Azkarate en su tesis doctoral, “Arqueología cristiana de Alava, Guipúzcoa y Vizcaya en la Antigüedad Tardía”, como nos informa F. Marco Simón:
La parte más interesante (de la tesis) se dedica al estudio,modélico desde el punto de vista metodológico, de las cuevas artificiales alavesas. El autor lleva a cabo un muy completo análisis morfológico y funcional de las estancias rupestres, de sus paralelos y cronología y de su significación en el contexto de la arquitectura peninsular de la Antigüedad Tardía. Especial importancia tiene el estudio de las manifestaciones parietales de las cuevas, tanto de incisiones como de, sobre todo, inscripciones: en este punto la obra aporta muchos elementos inéditos, así como nuevas interpretaciones sobre aspectos ya tratados en alguna publicación previa. Las conclusiones cronológicas sobre el complejo rupestre alavés son de gran interés. En Sarracho aparecen sigilatas hispánicas tardías de los SS. IV-V y diversos elementos de la arquitectura rupestre (planta basilical contraabsidada, ábsides semicirculares y bóvedas de un cuarto de esfera, arcos de medio punto retraídos, predominio de las arcuaciones de medio punto) abogan claramente por una cronología del s. VI. Por lo que respecta a las inscripciones, el estudio fundamental del friso de Las Gobas-6 revela caracteres correspondientes a la cursiva común romana, reflejando un momento anterior a la formación de la visigótica clásica (lo cual da un término ante quem -entre fines del s. VI y fines del VII que permite documentar la existencia de, al menos, un edificio religioso cristiano desde mediados de la sexta centuria en tierras meridionales del País Vasco). En cualquier caso, el complejo eremitorio alavés está plenamente vivo en esta época, y es posible incluso que en la anterior, a juzgar por algunos antropónimos existentes. Las invocaciones y la iconografía son de tradición paleocristiana (motivos cruciformes, pavos reales, ciervos, cruzvenera, caballo y palma.. .). La decadencia -o la no conversión de monasterios- del conjunto tuvo lugar a partir del s. VII, como consecuencia del antagonismo visigodo-vascón y de la invasión musulmana.”
Sobre este conjunto de templos rupestres, nos dice Fernández Conde:
Con todo, el amplio conjunto de iglesias y ermitas rupestres de las comarcas más meridionales de Vasconia, fundamentalmente en tierras alavesas, varias de ellas datadas a finales de la tarda romanidad o en plenos siglos visigodos, muy parecido al que describíamos para Cantabria, constituye también, como se decía más arriba, un espléndido testimonio de la presencia de fiertes nucleos de irradiación cristiana en ese periodo de transición, animados y promovidos por ermitaños o clérigos que no sabían distinguir todavía las formas estrictamente monásticas de las cenobíticas o de las características de los miembros de la clerecía secular, ni el monasterio propiamente dicho de una iglesia perteneciente a una comunidad de aldea o de valle o dependiente de algún poderosos de la zona. Pasará lo mismo en la época inmediatamente posterior a la invasión musulmana”
Y más adelante:
La importancia del eremitismo para el proceso de aculturación del Cristianismo en territorios de vascones durante estos siglos de transición, tendrá su continuidad en la creación de una especie de cinturón de poderosos cenobios en las comarcas periféricas o meridionales de Vasconia, a lo largo del siglo X y primera parte del XI, cumpliendo, lógicamente, una destacada función colonizadora, de cuyo bagaje formaba parte destacada el cristianismo, que se implantaría definitivamente, manteniendo, sin embargo, muchas de las pervivencias paganas de la población indígena
Son de reseñar también, los hallazgos arqueológicos de Salinillas de Buradón, en la Rioja alavesa, donde, al parecer, se han encontrado restos de un baptisterio, fechado en el siglo V, o los estudios realizados por Iñaki García Camino en la ermita de San Martín de Finaga (Basauri-Bizkaia), bajo la cual se han encontrado los cimientos de una construcción anterior, en la que “En un momento difícil de precisar, pero probablemente con posterioridad al 600, el muro oriental de la estructura original fue roto en el centro para posibilitar el acceso a un cuerpo añadido: una cabecera rectangular, de 1,90 por 1,30 metros, que acogía un tenante de altar(...) En la cara superior y en posición central se talló el lóculo de reliquias”.
Como se puede ver, el tema dista mucho de ser sencillo, así que terminaré esta exposición con una cita de Agustín Azkarate , a modo de resumen:
Independientemente, pues, del momento de aparición de las primeras manifestaciones de culto cristiano -tema, en cualquier caso, de relevancia menor- lo cierto es que parecen ser los siglos tardoantiguos (V-VIII) los que conforman el escenario en el que la religión cristiana, aunque lentamente, fue consolidándose en nuestros territorios”.


BIBLIOGRAFÍA

Iturriza y Zabala, Juan Ramón de. Hª general de Vizcaya y epítome de Las Encartaciones, Fuentes para la historia de Vizcaya, BILBAO, 1967

Herrán, Fermín. Compendio de la Historia de Bizcaya de E. J. De Labayru, Caja de Ahorros Municipal de Bilbao, 1978

Barandiarán, José Miguel. El hombre primitivo en el Pais Vasco. Orain, S.A., 1995

Pérez de Laborda, Alberto. Guía para la historia del Pais Vasco hasta el siglo IX. Txertoa, Donostia-San Sebastián, 1996

Azkarate Garai-Olaun, Agustín, et alii. Historia del Pais Vasco (Edad Media-siglos V-XV), Hiria liburuak, San Sebastián, 2004

Fernández Conde, Francisco Javier. La religiosidad medieval en España I (A.E.M. S.VII-X), Universidad de Oviedo, 2000
García Camino, Iñaki. Arqueología y poblamiento en Bizkaia, siglos VI-XII. Diputacion Foral de Bizkaia, 2002

2 comentarios:

Jonathan dijo...

Hay que ver como sois los bilbainos, que ya erais cristianos miles de años antes de Cristo...

Y eso que Jesús era Dios y hombre "alavés"...

Unknown dijo...

Así es Jonathan, y los giputxis como siempre, sin jamarse un rosco.
:-P