martes, 1 de julio de 2008

Sobre historia y nación

Transcurridos tres meses desde que inicié la encuesta sobre historia y nación, esta ha llegado a su fin.
La inicié, motivado por los numerosos foros y espacios que se dedican en la red a la historia, y que tienen un claro objetivo, declarado o no, de justificar o legitimar la existencia o inexistencia de las diferentes naciones que se afirman o niegan, según el caso.
En este sentido, la encuesta viene a confirmar mi sospecha de que la historia, para muchas personas, parece jugar un importante papel en cuanto a la definición y legitimación de una nación.
Así, para el 75% de las personas que han votado en la encuesta, las naciones deben basar su existencia en un momento del pasado.

¿En qué momento histórico deben basar las naciones su existencia?

PROTOHISTORIA...................................... 2 Votos

MUNDO ANTIGUO....................................10 Votos

EDAD MEDIA..............................................9 Votos

EDAD MODERNA........................................4 Votos

EDAD CONTEMPORÁNEA...........................5 Votos

TIEMPO PRESENTE.....................................9 Votos

Total............................................................39 Votos

En mi opinión, esta concepción generalizada sobre la importancia del pasado en la legitimación de una nación, basa sus principios en un concepto particular de nación y de historia. Concibe la nación como un ente objetivo y objetivable a través de la historia, la lengua, la etnia o la religión. Sin embargo, no parece que ninguno de estos factores, tomados uno a uno, o agrupándolos en diferentes combinaciones, sean capaces, por si mismos, de dar una definición de nación que permita objetivar las posibles.
Parece evidente que la lengua no basta para constituir una comunidad nacional. Así, tenemos el caso de España y los países hispanoamericanos, con una misma lengua, pero formando parte de diferentes naciones, o el caso de Bélgica y los cantones suizos de habla francesa con respecto a Francia.
Tampoco la etnia o la religión parecen factores determinates en cuanto a la formación de una nación, ya que son numerosos los ejemplos de naciones con bases pluriétnicas o plurireligiosas.
Pero abordando el tema que nos ocupaba en la encuesta, ¿puede la historia determinar si una nación existe en la actualidad?, o dicho de otra forma, ¿son las naciones entes objetivos fundados en el pasado y sobrevivientes en el presente?. A este respecto, es interesante la opinión de Gellner, recogida en Hablemos de Historia por Jorge Said Barahona, en un artículo que recomiendo:
Son las culturas nacionales las que definen y crean las naciones: no es que, como creen y proclaman los nacionalistas, las naciones independientes y previamente existentes busquen la afirmación y la vida independiente de su cultura, sino que las culturas tienen y crean a las naciones. Las naciones inicialmente ni existen, ni tienen, ni hacen nada. Las culturas superiores y la homogeneidad sustituyen a las culturas inferiores y a la diversidad, y pasan a ser políticamente significativas: las llamadas naciones son simplemente las sombras políticas que proyecta este hecho básico.”
“A través de la educación, se insita al sujeto a tomar contacto con una creación histórica, épica y ficticia que lo remiten a naturalizar la nación; una nación que siempre ha estado ahí y a pesar de que tuviese otras formas, el sentimiento y la identidad nacional siempre han sido los mismos, aunque eso si en un principio fueron más fuertes e intensos ya que dieron vida a la joven nación, así se construyen ejemplos dignos a imitar, ejemplos benditos que disfrazan y diseminan condiciones que se deben aceptar o reproducir
.”
También me ha parecido muy interesante, con respecto al tema que trato, otro artículo del mismo blog y autor, sobre “la invención de la tradición y la imaginación de la nación”, que os recomiendo.
En la misma linea, y en mi opinión, no sólo se utiliza en un sentido desfasado el término de nación, sino también el de historia, ya que no se concibe la historia como disciplina científica, que debe dar una explicación coherente de los hechos, sino como una sucesión de acontecimientos que pueden ser interpretados y juzgados. Y como no es difícil de adivinar, cuando interpretamos y juzgamos, cada uno lo hace a su manera, y la disciplina deja de ser científica. ( en menudo lío me he metido)
Sobre la Historia como ciencia me parece que está bien este artículo, y sobre el método científico histórico, este otro, del mismo portal.
No obstante, existe otro concepto de nación, que yo definiría, metiéndome otra vez en camisa de once varas, como “la comunidad de individuos que mantienen entre sí determinado grado de cohesión social, en base, fundamentalmente, a una similar herencia cultural”, y aquí me viene al pelo la famosa frase de Renan:
“La existencia de una nación es un plebiscito ininterrumpido, del mismo modo que la existencia de un individuo es una afirmación perpetua de vida”.
De esta forma, la historia deja de interesar en la definición de una nación, y sólo nos sirve para explicar cómo, de qué manera y por qué, esa nación, que se funda en la voluntad de los individuos que la componen, existe.
Sobre estos temas hay una serie de artículos en el blog de Estudiante de historia, que pueden ser de interés.
También son interesantes la serie de artículos que sobre “Nacionalismos de Izquierda en América Latina” y “Nacionalismo y globalización”, publica Nayib en Ahora...y en la historia. Así como la entrevista al historiador José Luís Corral que publica Victor Vela en Historiantes.

2 comentarios:

Ricardo Chao Prieto dijo...

Qué interesantes disquisiciones. ¿Nación es un concepto obsoleto?

Unknown dijo...

Pues la verdad, no me queda muy clara tu pregunta. No sé si te refieres a los dos conceptos que esbozo en el artículo, o sólo al primero de ellos.
En caso de que te refieras al primero, al menos entre los votantes de mi blog, está claro que no está obsoleto, y además, como ya digo en el artículo, parece que tiene un uso bastante generalizado.
Ahora bien, si te refieres a mi opinión al respecto, creo que, bajo esta concepción, es un término más propio del romanticismo decimonónico, que de una sociedad del siglo XXI.
Un cordial saludo.
P.D.: ¿Y tú qué opinas?