jueves, 6 de marzo de 2008

La Baja Edad Media en Sanabria y Carballeda


Nos adentramos en el siglo XII. En la zona de nuestro estudio, Sanabria y Carballeda, comienza a surgir documentación más precisa y abundante. Comienza la Baja Edad Media con una situación de hecho en la que podemos distinguir la coexistencia de tres tipos de poder en la zona. Por un lado, nos encontramos con la presencia del monasterio de San Martín de Castañeda, que tras una fase de decadencia durante el siglo anterior, vuelve a adquirir protagonismo, y es el objeto de numerosas donaciones en la comarca. Por otra parte, existe una élite de propietarios locales, que como hemos dicho, han visto fortalecer su situación de privilegio durante los años anteriores y van a basar su poderío en la figura de los concejos municipales. Y por último, aparece un tercer poder, el de las recientemente creadas Ordenes Militares, que desde muy temprano aparecen con posesiones en la zona. Éstas se centran sobretodo, en la zona más abierta a la llanura zamorana de la Carballeda, y corresponden a la Orden de San Juan de Jerusalen, y a los Templarios.
Es muy importante en esta época el apoyo regio que recibe el monasterio de San Martín de Castañeda, y que debe interpretarse desde una doble vertiente. En primer lugar, se produce en estos años la creación, como reino independiente, de Portugal (A.1143). Sanabria y la Carballeda ocupan una posición fronteriza que, a pesar de su marginalidad, debe ser reforzada, ya que es una area de tensión entre ambas formaciones políticas. Este mismo razonamiento nos puede servir para explicar la presencia de las Ordenes Militares en la comarca. Es muy posible que el emperador favorezca el desarrollo tanto de San Martín de Castañeda, como de las Ordenes Militares, con el fin de potenciar su capacidad articuladora del territorio. Al estar estrechamente vinculados a la monarquía leonesa, se convierten en una importante pieza del poder leonés en la zona. Por otro lado, resulta más fácil la sujeción de unos grupos organizados y jerarquizados, que la de una serie de miembros de la aristocracia local, preocupados en defender sus propios intereses.
El indiscutible apoyo de la monarquía al monasterio de San Martín de Castañeda, no significa el enfrentamiento de la monarquia con la creciente élite de la aristocracia comarcal, de la que necesitan su fuerza militar; sino que sólo pretende atemperar su emergente poder.
Esta élite comarcal está compuesta por importantes propietarios, a quienes favorece el poder político, y que están en buena medida vinculados a la actividad militar, cada vez más determinante a la hora de adquirir un "status". Estos propietarios tienen bienes en diversos lugares del valle sobre los que ejercen, sean dueños de propiedades o no, un control social merced a su rango. Es muy significativo observar cómo en donaciones y compraventas realizadas en diversos lugares de Sanabria y Carballeda, pero en fechas cercanas entre si, aparecen repetidamente como confirmantes determinados personajes, algunos de ellos propietarios en otros lugares. La presencia de estas personas se debe o bien a ser propietarios, o bien a su categoria social, que les otorga un control sobre las decisiones de las comunidades y sin cuya aprobación no puede darse validez a ningún negocio jurídico del monasterio. Dentro de esta oligarquía, se establecen relaciones de tipo feudo-vasallático, que fortalecen la identidad del grupo dirigente. Este grupo se asemeja en muchos aspectos a la caballería villana, que se conforma en la extremadura castellano-leonesa en estos siglos. Según Martín Viso su origen se sitúa en esos propietarios que en los siglos X y XI van adquiriendo un poder creciente, y cuya preeminencia habría que basar más en su riqueza, que en su posición social privilegiada, vinculada a las estructuras gentilicias. Asimismo, piensa, que no hay indicios que permitan suponer una procedencia externa de esta aristocracia, sino que surgen como resultado de las propias contradicciones de la sociedad sanabresa.
Por otro lado, existen también propietarios de menor rango, de relevancia local. Serían, o miembros de esa clase de propietarios, que surge en los siglos X y XI, que no han acumulado tanta riqueza, o producto de una evolución posterior de las anquilosadas estructuras gentilicias. No deben ser confundidos con pequeños propietarios locales, sino que ejercen un papel influyente en la vida de las comunidades donde poseen bienes.
En último lugar, tenemos una serie de "boni homines et fideles". Son pequeños propietarios de tierras de ámbito local, pero cuya riqueza es inferior a la de los grupos anteriores. Van cediendo sus propiedades al monasterio, convirtiéndose en dependientes de éste; probablemente están también sometidos a la presión de esa élite comarcal que trata de ampliar sus propiedades o que les impone rentas coactivas. No se debe descartar que sean los componentes de los concilium locales, pero el control de éstos lo ostenta la aristocracia comarcal. Por debajo, podemos determinar una clase de dependientes que trabajan en casales de otros propietarios o del monasterio.
Esta estructura social feudalizada actúa sobre las antiguas realidades sociales. Así, el territorio se convierte en un organismo de tipo administrativo-político con la aparición de la figura del tenente, cuyo cargo es hereditario. En esta función, es ayudado por un lugarteniente, quien ejecuta las órdenes y habita en Puebla de Sanabria, además de ser un miembro del grupo dirigente comarcal. Se consolida un elemento de organización que conjuga, por un lado, el afianzamiento del poder monárquico y, por otro, el poder de la aristocracia dominante en el valle.
El poblamiento se hace más denso y surgen documentalmente la mayor parte de los asentamientos actuales. Es ahora cuando podemos observar a las comunidades que ocupan el fondo del valle. La aportación de población de otras áreas no parece que fuera importante, sino que la dinámica de la sociedad sanabresa explica este fenómeno. Tales comunidades se habrían asentado en épocas anteriores, pero consolidan en este momento su territorialización, fruto de la culminación del proceso sedentarizador y del definitivo triunfo de la dedicación agrícola; es ahora cuando pasan a depender del monasterio de San Martín de Castañeda, o de su respectivo señor. Martín Viso no cree que se produjera una reorganización espacial en el siglo XII que alterara las estructuras anteriores. El poblamiento no varía, sino que evoluciona, a medida que se impone una agricultura sedentarizada , hacia una mayor territorialización. El freno que impedía que el monasterio se expandiera hacia el fondo del valle ha desaparecido y ahora puede intervenir libremente, por lo que aparecen esas comunidades que antes sólo podíamos conjeturar. Tenemos noticias de la existencia de concilium en algunos lugares que, aunque de origen anterior, sirven para legitimar las operaciones de transferencia de bienes al monasterio.
El elemento definitivo, que configura y articula todo el proceso de feudalización, es la formación del concejo de Puebla de Sanabria, que recibe sus fueros en 1220 de manos de Alfonso IX. Anteriormente ya hemos hablado del caracter vertebrador de la comarca que tenía La Puebla, hasta el punto de dar nombre a la comarca. A pesar del creciente dominio que ejerce San Martín de Castañeda, el antiguo centro de poder, cuya existencia se remonta a la época visigoda, no perdió su condición privilegiada.
Existen algunos documentos en los que aparece un concilio de Senabria como confirmante de donaciones en favor del monasterio; esta participación implica que ese concilio mantenía una posición preeminente sobre ciertas aldeas, sometidas a su jurisdicción. Tal situación lo convertía en un elemento necesario a la hora de realizar los negocios jurídicos. Podría tratarse de las reminiscencias de un primitivo concejo de la comunidad de valle que agrupaba a las cabezas de las familias gentilicias. La figura del tenente perdurará en buena parte de la documentación del siglo XIII, pero se va formando una nueva instancia del poder feudal: el concejo, heredero del primitivo concilio de valle.
La élite comarcal estaba adquiriendo la suficiente fuerza como para pretender instaurar un poder propio y llegar a ser una oligarquía asimilable a las categorías feudales coetáneas. Dentro de esta dinámica, debe entenderse la concesión de fueros por parte de Alfonso IX a Puebla de Sanabria. Tenemos que comprender el caso que nos ocupa en un contexto de fundación de concejos por parte de la monarquía leonesa en toda la zona situada al norte del Duero. Los motivos son: el intento por parte del poder regio de contrarrestar los poderes eclesiásticos y laicos, el fomento del desarrollo económico, para lo cual se atrae población y se crean mercados y ferias, y los aspectos defensivos en zonas fronterizas.
Estas razones concurren en el caso de Puebla de Sanabria. El hecho de que el topónimo haya perdurado en su forma actual permite afirmar la existencia indudable de un aporte demográfico, producto de labor repobladora. Igualmente es constatable un desarrollo económico importante durante esta época en el valle; precisamente surge en estos momentos el núcleo denominado El Puente, lugar de intercambio comercial, cuya formación sólo es comprensible por la existencia de un fuerte mercado de productos. De igual forma Sanabria y Carballeda son áreas fronterizas con Portugal y, aunque las fricciones no son importantes en esta zona, es conveniente reforzarla y organizarla para la defensa. Por último, el apoyo dado al monasterio, que ha pasado a controlar algunos realengos, conlleva una paulatina pérdida de dominio de la monarquía sobre estos territorios. Sin embargo, la élite comarcal no ha sido capaz de constituir dominios extensos, comparables a los del cenobio. Desde este punto de vista, conviene al poder regio favorecer a esa clase para equilibrar el control monástico sobre el valle.
En definitiva, el primitivo valle gentilicio se transforma en el alfoz del concejo de Sanabria. De la misma forma, la sociedad gentilicia evoluciona hacia una sociedad feudal, donde una nueva aristocracia, residente en la villa, se irá haciendo con el poder de esta nueva instancia feudal que es el concejo.

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