Palea, el primer juglar del Reino de León
Hurgando entre algunos documentos medievales, me encuentro con la presencia, entre los confirmantes de uno de ellos, de un individuo llamado Palea, de curioso oficio, “joculator”, es decir, juglar. Picado por la curiosidad ante la declaración de tan inusual profesión entre los confirmantes medievales, indago sobre el personaje en cuestión y me encuentro, no sin sorpresa, con esta alusión que, sobre él mismo, hace don Ramón Menéndez Pidal en su libro “Poesía juglaresca y juglares”, del año 1927:
“Desde la noticia del mimo que divertía al rey Mirón de Galicia en el siglo VI, no volvemos a encontrar memoria alguna de juglares palaciegos hasta muy entrado el siglo XII.
En la corte de Alfonso VII el Emperador, figura un juglar llamado Palla, tenido en tanta consideración que al lado de los condes, obispos y ricos hombres, confirma el Fuero de los Francos de Toledo, otrogado en Burgos a 24 de abril de 1136; en este diploma, en la cuarta columna de confirmantes, aparece el último de todos: “Pallea juglar, confirmat”. Era Palla un burgués compostelano que había vendido un solar en la Rúa Nueva de Santiago al canónigo don Pelayo Crescóniz, según éste declara en su testamento del año 1149, y tenía importancia social considerable cuando el arzobispo don Pelayo Camundo, en 1154, nombra sus testamentarios al Obispo de Mondoñedo, al Deán, al Chantre, al Arcediano de la Catedral compostelana y a “Palea, domini Imperatoris joculator”. Palla no era, pues, un bufón despreciable; el arte desconocido que ejercía en la corte era, sin duda, una primitiva poesía gallega, hoy perdida, pues la presencia de Palla en el séquito del Emperador no puede ser mirada sino como idéntica a la de tantos juglares-poetas naturales de Galicia que en las cortes de san Fernando y de Alfonso X hicieron florecer los cantares de amigo y las cántigas de amor o de maldizer. Si Berceo, en vez de poeta se llama todavía juglar, bien podemos suponer que Palla, un siglo más antiguo, indicaba en su título de juglar a dignidad de poeta, ya que seguramente su juglaría no le hacía abyecto como un histrión.”
Por lo que deduzco de lo anterior, Menéndez Pidal no estaba informado del documento con el que me he topado yo, ya que de haberlo conocido, nos podría haber aportado sobre el juglar algún dato más de su vida. Y es que, según nos informa el diploma citado, fechado en el año 1151, el tal Palea hubo de tener, al menos, una hija, ya que el documento nos proporciona el nombre de su marido, un magnate con posesiones en La Carballeda (Zamora), hombre de criazón del rey Alfonso VII y de su esposa doña Berenguela, llamado Miguel Pérez.
Reza así en la carta: “Palea, joculator, socer Michael Petriz, confirmat”
5 comentarios:
Caramba, qué interesante...
Paso a saludarte, a indagar y a felicitarte x el blog.
Te rulo blog, va de todo, los que escribimos somos un tanto cutres:
www.comunidad-ezcultura.blogspot.com
y si te da el punto, pásate x el mío
www.ladysisiak.blogspot.com
Me alegra tu interés, r.chao.
Lady, rulado está.
Un placer leeros a los dos por aquí.
Interesante, ya sabemos algo más de este segundo juglar conocido de la península. ¿Puedes dar la referencia del documento?
Hola Xuan, bienvenido al Ángulo.
Pues sí que puedo dar la referencia, pero tendré que buscarlo y ando fatal de tiempo.
Tengo en el cajón un artículo sobre ese Miguel Pérez, allí retomaré el tema, ya que he podido encontrar algún datillo más, y me toparé de nuevo con el documento.
De todas formas, ¿ese interés tuyo por el documento es profesional, o simple curiosidad?.
Un cordial saludo.
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