viernes, 26 de octubre de 2007

La toma de Valencia por el Cid en una fuente musulmana

Copia de un trozo de Ad-Drajira de Ben Besaam, cuya obra se titula “Tesoro de hermosos textos de gentes de la península”, por Abu-I-Jasan G´Alí ben Besaam, que nació en Santaren, y vivió por los años 470 á 542 de la Hegira, ó sea de 1077 á 1147 de Jesucristo, según los manuscritos de las bibliotecas de Oxford y de Gotha, núm. 266, publicados por Mr. Dozy en su “Scriptorum arabum loci de Abadidis” tom. I, pág. 189; y en sus “Recherches sur l´histoire politique et literaire de l´Espagne”

Relación de la conquista de Valencia por los enemigos, y del regreso á ella de los musulmanes.

Dijo Abu-I-Jasan: “Diremos, si a Dios place, en el cuarto volumen, algunas sentencias y razonamientos que explicarán el cómo ganó Alfonso el tirano de los rebeldes gallegos 1, quebrántelo Dios, la ciudad de Toledo, la gran perla colocada en el centro, y el reino más elevado y resplandeciente de toda esta península; y explicaré las causas que contribuyeron á que él se apoderase de su gobierno, y á que le tendiesen en ella su mullido lecho, y se subiera á las torres de sus altas colinas, y se aposentara en sus alturas.
Iagia-Ben-Dzin-Nun, conocido por el nombre real2 de Al-Kaadir bi-I-lah (poderoso por Dios), fué el que primeramente encendió sus fuegos, y concluyó por avivar sus llamas; y cuando abandonó a Alfonso Tolaitola (Toledo), renueve Dios sus cimientos y restituya su nombre en los divanes de los muslimes, se convino con él en que le había de ganar á la rebelde Valencia reduciéndola a sumisión, y que se abstuviese de defenderla, para que él redujera por la fuerza á su obediencia al régulo que la mandaba; pero era poco el conocimiento que tenía de Alfonso, puesto que vendría al fin á ser su prisionero, y á que preponderase en sus acciones. Pusose pues en camino, y los castillos se le cerraban y las posadas lo despedían, hasta que se aposentó en la fortaleza de Conca (Cuenca) con sus parientes los Beni Farad´ye, según lo narraremos en el cuarto volumen, si a Dios place. Eran aquellos gobernadores de su reino y los mandarines mas afectos á él, y por su causa al principio con sutileza logró su propósito, y al fin se retiró con ellos. Comenzó por hacerse íntimo amigo de Ben G´Abd-el-G´atsits, uniendo á la vociferación los escritos, y las fábulas fueron su mercancía; y reuniendo las cosas ciertas con las mentiras, aparecieron estas como verdaderas. Ben G´Abd-el-G´atsits, por entonces reía poco y lloraba mucho, y decía alguna cosa, pero ocultaba otras muchas; mas como el mundo rueda siempre y las órdenes de Dios son perennes y tienen siempre cumplimiento, llegó la noticia de la muerte de Ben G´Abd-el-G´atsits, y que con este motivo sus dos hijos disputaban el gobierno de la ciudad. Entonces salió Ben Dzin-Nun para Valencia, con mas precipitación que los Katás se precipitan sobre el agua3, y llegó a ella como llega el celoso cuando sorprende los coloquios de dos amantes. Despues, según hemos dicho antes al relatar los sucesos del año 479, entraron en el camino de las inteligencias los reyes de nuestro pais con Emir-al-Moslemin, ampárelo Dios4; y Alfonso el tirano, quebrántele Dios sus miembros, sufrió aquella derrota tan memorable en día viernes5. Entonces se volvió a su país, maldígalo Dios, pero llevaba ya los brazos cortados, y su imperio había ya finalizado. Con este motivo se ensanchó libremente el pecho de Iagia Ben Dzin-Nun; respiraba el aire vital con facilidad, y se regocijó de que aun le quedase sangre en sus venas; y entró en la alianza con Emir-al-Moslemin como lo habian hecho los demás príncipes. Pero sus malas inteligencias, según ya hemos referido, no dejaban de hacer sordamente su camino, y las calumnias que cada uno se dirigía, iban y venían de todas partes, hasta que Dios permitió al Emir-al-Moslemin se sobrepusiese á su poder, y que curase la enfermedad de sus injusticias, y le dio el poder de libertar a todos los muslimes de sus procederes y de sus pensamientos abominables. Dedicóse a esta tarea, según dejamos dicho antes, en el año 83, y el pais entero comenzó á unírsele, y en los alminbares6 resonaba su nombre con admiración y respeto. Continuó arrojando a sus estrellas7, y borrando sus vestigios todo lo que quedaba del año 83 y el siguiente 84, y por entonces, con este motivo, el poeta Abu-Temam Ben Riaf, dijo este verso:
“Porque ciertamente su pais está como las mujeres á quienes la necesidad las separa de sus esposos”
Y también con este motivo recitó Abu-I-Josain Ben Aduaro, acordándose de lo que dijo el régulo de Mallorca á proposito de la caida de los Beni G´Abed8:
“Dí al que espera un sueño tranquilo: “hay gran distancia entre tí y el lecho”; Abu Yag´kub9 de quien acabais de hablar, ¿es la pluma de la flecha de los enemigos, o es lecho suspirado? Cuando el destino ha separado en pedazos las montañas de Redua10, ¿qué creeis que hará de un mosquito miserable?”
Cuando Ajmed Ben Yusuf Ben Hud, el que en estos mismos momentos se agita en la frontera de Zaragoza, se cercioró de que los soldados de Emir-al-Moslemin salían de todos los desfiladeros, y se subían por todas partes á los puntos mas elevados; excitó á un cierto perro, de los perros gallegos, llamado Rodrigo y apellidado el Campeador. Era este un hombre muy sagaz, amigo de hacer prisioneros, y muy molesto. Dió muchas batallas en la Península, y causó infinitos daños de todas especies á las thaifas11 que la habitaban, y las venció y las sojuzgó. Los Beni Hud, en tiempos anteriores, fueron los que le hicieron salir de su oscuridad. Le pidieron su apoyo para sus grandes violencias, para sus proyectos viles y despreciables: le habían entregado en señorío ciertas comarcas de la Península, y puso su planta en los confines de sus cinco mejores regiones, y plantó su bandera en la parte mas escogida de ellas, hasta el punto de robustecer su imperio; y semejante á un buitre, depredó las provincias cercanas y las mas apartadas. Al ver lo que les sucedía, (Ajmed) temiendo la caída de su reino, y cerciorándose de que sus asuntos iban mal, trató de poner al Campeador entre él, y la vanguardia de los ejércitos de Emir-al-Moslemin, y le facilitó el paso para las comarcas de Valencia, y le proporcionó dinero, y le mandó despues hombres. Descendió pues á las inmediaciones de esta ciudad, en donde se aposentaba la discordia, y sus habitantes estaban divididos, á causa de que el Fakih Abu-Amed Ben D´yajaf, que por entonces era kaadhí en Valencia, cuando vió el ejercito de los Almorabides que se acercaba, y se cercioró de que por otro lado estaba este tirano, á quien Dios maldiga; excitó los ánimos á una rebelión, y quiso imitar las agudezas del ratero cuando hay bulla y ruido en el mercado; y deseó llegar al poder, engañando a los dos contedientes, pero olvidó el lamido (de la fábula) del zorro y las dos cabras monteses12. Y antes de realizar este proyecto , rogó al Emir-al-Moslemin, que le diese algunos pocos de sus soldados, y con ellos sorprendió el palacio de Ben Dzin-Nun, hombre duro e inicuo al par que negligente, que se miraba desamparado de sus mejores compañeros, y cuyo poder se bamboleaba, en términos de no tener mas defensores que sus lágrimas, ni nadie que lo llorase sino el hierro de su lanza. Entonces le mató, dicen que por manos de uno de los Beni al-Jadidi, deseoso de vengar á sus parientes, que ó habían perecido a sus órdenes (de Alkaadir), ó les habían privado de sus honores. La narración de la historia de estos vendrá mas adelante, y se detallarán sus ciscunstancias, si á Dios place, en el lugar conveniente de este libro. Y con ocasión del asesinato de Ben Dzin Nun-Al-Kaadir, dijo Abu G´Abd er Rajman Ben Thaaher:
“¡Oh tú que tienes un ojo azul y otro negro, vete despacio, porque has cometido un grave crimen! Has asesinado al rey Iagia, y te has vestido su túnica. Llegará el día de darte tu merecido, sin que tengas poder bastante para impedirlo.”
Y luego que terminó su proyecto Abu Ajmed, y que según su modo de ver estaba firme su poderío, estallaron tumultos, y las puntas de las espadas se volvieron irritadas unas contra otras , porque como se veía obligado á dirigir su vista hacia los asuntos públicos del reino, que no los había manejado antes, estaba en la oscuridad de sus secretos; y debiendo arreglar la marcha de los negocios administrativos, no tenía ciencia para abordarlos con presteza, y para entrar en lo estrecho de sus sinuosidades. El no sabía mas que hacer comprender la ley á los litigantes, conducir al combate los negros pendones, declarar la mayor solemnidad de los contratos entre sí, y escoger (la verdad) entre diversos testigos. Se cuidaba solo de recoger lo que restaba aun del tesoro de Ben Dzin-Nun, y se olvidaba de reunir soldados y de atender a los asuntos de sus provincias. Se separó de él la pequeña y escogida partida de Almorabides que le servía de sosten, y á las gentes les hizo creer (con este motivo), que su modo de obrar había sido bondadoso para con ellos, y que era malvado el de los (que calificaba de) enemigos presentes.
Rodrigo redobló su deseo de tomar á Valencia, y la persiguió como se persigue á un deudor, y la estimó con la estimación que los amantes tienen a los vestigios (de sus amores). Le cortó13 los víveres, mató á sus defensores, puso en juego toda clase de tentativas, y se presentó sobre ella de todas maneras. ¡Cuántos soberbios y elevados lugares, cuya posesión había sido envidiada por tantas gentes, y que las lunas y los soles habían deseperado de alcanzar tanta belleza como ellos, ocupó este tirano y profanó sus misterios cuando se posesionó de ella! ¡Cuántas jóvenes, de cuyos rostros manaba sangre (al lavarse con) la leche, y que causaban envidia al sol y á la luna, y daban celos al coral y á las perlas, amanecieron en las puntas de sus lanzas como hojas marchitadas por las pisadas de sus envilecidos y bárbaros soldados! Llevó la miseria y el hambre á sus habitantes, en términos que consideraron lícita la prohibición (de comer) los animales inmundos; y Abu Ajmed, aunque recordaba el lazo (en que había caído), no facilitaba ni abría puerta alguna14; y á causa de este suceso no tenía dominio sobre sí, y se culpaba de todo lo sucedido.
Imploró pues los socorros del Emir-Al-Moslemin y de los vecinos que rodeaban sus cercanías, mas como aquel estaba lejos, demoró su venida, y (como) algunas veces pudo dejarse oir, (AL-Kaadir) se conmovió de él, (Emir-Al-Moslemin) y otras veces no pudo lograrlo y no alcanzaron hasta él sus quejas. Sin embargo, , en el corazón de Emir-Al-Moslemin había piedad, y se condolía de sus males prestándoles oído, mas fué tardo en prestarle socorro, porque se encontraba muy lejos de la ciudad y sin poder para otra cosa. ¡Cuando Dios dispone un suceso abre sus puertas, y allana sus obstáculos!
El tirano Rodrigo logró sus vituperables designios con su entrada en Valencia en el año 8815 hecha con engaño, según su costumbre; y despues de la humillación del kaadhí, que se tenía por el mas invencible á causa de su impetuosidad y soberbia. A su entrada se hizo obediente a sus órdenes, y reconoció la dignidad que le daba la posesión de la ciudad, y contrató con él pactos que , en su concepto, debían guardarse por Rodrigo, pero que no tuvieron larga duración. Ben D'yajaf permaneció con el Campeador poco tiempo, y como á este le disgutaba su compañía, buscaba el medio de deshacerse de él, hasta que pudo lograrlo, dicese que á causa de un tesoro considerable, de los que habian pertenecido á Ben Dzin-Nun.
Sucedió que Rodrigo en los primeros días de su conquista preguntó a Ben D´yajaf por el tal tesoro, y le tomó juramento en presencia de varias gentes de las dos religiones, acerca de que no lo poseía. Respodió jurando por Dios y testificando solemnemente de su inocencia, sin cuidarse de los males que debía esperar de su ligereza. Exigió Rodrigo al kaadhí que se extendiese un contrato con anuencia de los dos partidos, y firmado por los mas influyentes de las dos religiones (en el cual se convino) que si Rodrigo encontraba ó averiguaba el paradero del tal tesoro, retiraría su protección a la familia (de Al-Kaadir), y podría derramar su sangre.
Rodrigo no cesó (de trabajar) para descubrir el mencionado tesoro con (el empleo) de diferentes medios, ya con el (kaadhí) y ya con su familia, hasta que llegó á conseguirlo, poniéndolos al colmo del sufrimiento y de la desesperacion. Despues encendió una hoguera destinada al kaadhí, á quien hizo perder su sangre, y quemó sus miembros.
Me contó una persona que le vió en este sitio, que se cavó en tierra un hoyo y se le metió (hasta la cintura para que pudiese ) elevar sus manos al cielo, que se encendió la hoguera á su alrededor, y que él se aproximaba los tizones que le rodeaban, con el fin de acelerar su muerte y de apresurar su suplicio. ¡Quiera Dios escribir este sufrimiento en la hoja de sus buenas acciones, y olvide por ella sus anteriores pecados, y nos libre de semejantes males por él merecidos, y nos impulse hácia lo que se aproxima a su gracia! Tambien pensó (Rodrigo), al que Dios maldiga , en quemar á su mujer y á sus hijas; pero le habló por ellas uno de sus parciales, y despues de algunas dificultades, no desoyó su consejo, y las libró de las manos de su fatal destino16. Esta gran desgracia encendió el fuego en todas las comarcas de la Península, y entristeció y cubrió de vergüenza á todas las clases de la sociedad.
El poder de este tirano creció hasta el punto de ser gravoso á los lugares mas elevados y á los mas cercanos del mar, y de llenar de miedo á los nobles y á los pecheros17. Y me contó uno haberle oido decir cuando su imaginacion estaba exaltada y su avidez era extremada: “ En el reinado de Rodrigo se conquistó esta Península, y otro Rodrigo la libertará” : palabras que llenaron de espanto los corazones, y que infundieron (en ellos) la certeza de que estaban próximos los sucesos que tanto habian temido. Con todo, esta calamidad18 de su época, por la gran suspicacia, por la firmeza de su carácter y por su (heróico ánimo, era uno de los milagros de su Dios, precipitándolo aquellas cualidades) á su muerte natural, que sufrió á poco en Valencia.
Siguió, maldigalo Dios, la victoria á sus banderas, triunfando de las tahifas de Bárbaros, teniendo con sus jefes varios encuentros, como con García, apellidado el de la boca torcida, y con el principe de los Francos19, y con Ben Radmir, deshaciendo sus ejércitos, y matando con pequeño número de los suyos gran copia de sus contrarios. Cuéntase que en su presencia se estudiaban los libros y se le leian las memorias heróicas de los árabes, y que cuando llegó á las hazañas de Mojlab, se exaltó su ánimo, y se llenó por él de admiracion.
Y á propósito de Valencia, dijo Abu Isjak Ben Jofaad'ya:
“Las puntas de las espadas se han esgrimido en tus patios, oh palacio, y han destruido tus preciosidades la miseria y el fuego. - Cuando viene uno á mirar tus contornos, largo rato reflexiona y llora sobre tí oh (pueblo) tierra. -Tus habitantes han sido el juguete de los desastres, y tus turbas se han agitado por la fatalidad. -La mano de la desgracia ha escrito sobre tus atrios: tu no eres tu, y tus casas no son casas.
Cuando el Emir-al-Moslemin supo esta grave noticia y se apercibió de tan gran desdicha, hizo todos sus esfuerzos, porque Valencia era para él una mota en su ojo, y reunió sus medios y puso en movimiento sus manos y su lengua. Despachó contra la ciudad gentes y dineros, y mandó á ella los hombres mas intrépidos. La guerra entonces (ofreció) diferentes suertes; á veces se decidia por los enemigos, á veces por los del Emir-al-Moslemin, hasta que (este) oscureció la vergüenza (que sobre Valencia pesaba), y lavó sus ultrajes. El último de los Emires que mandó á la cabeza de sus numerosas tropas, fué el Emir Abu Mojamed Matsdalí; la punta de su lanza y el cordon de que se servia para ensartar sus perlas. Dios le concedió que la ganase, y permitió que ella le debiera la libertad, en el mes de Ramadhan del año 95. Señale Dios al Emir un puesto en el sétimo cielo, y recompense su celo y sus combates en la guerra santa, y acuérdele los beneficios (reservados) á los virtuosos20.
Con este motivo, Abu G'Abd-er-Rajman Ben Thaaher escribió al Uatsir Abu-G'Abd-el Malee Ben G'Abd-el G'atsits ( una carta) en la que le decia : «te escribo al mediar el bendito mes21, y ya hemos vencido con la toma de Valencia, purifíquela Dios, despues de la vergüenza que la cubria. (El enemigo) ha incendiado la mayor parte de sus hogares, y la ha dejado con señales evidentes de devastacion y de llanto. Le ha tejido vestidos tan negros como los hierros con que él la vistió; su mirada está todavia oscura, y de su corazon salen suspiros, porque se agita sobre ascuas encendidas, pero aun le queda su esbelto cuerpo sus feraces tierras, semejantes al musco oloroso22 y al oro rojo; sus magníficos jardines poblados de árboles, y su limpio rio. Mas por la buena estrella de Emir-al-Moslemin y de los cuidados que le dispensará, se disiparán sus tinieblas, y recobrará sus elegantes vestidos y sus collares de perlas, y se levantará por la mañana, y se presentará como el sol en el primer signo del Zodiaco. Alabanzas á Dios, rey del universo, que la libró de los que dan socios á su Dios23. Y con su restitucion al Islam (gozamos) un placer y un consuelo (á causa de los males) que habia alcanzado, por la fuerza del destino y de la voluntad de Dios.”

NOTAS
1Don Manuel Malo de Molina hace en esta nota algunas consideraciones sobre discrepancias en la traducción con Dozy, que no reproduzco por no tener disponibilidad del alfabeto árabe, y sigue: “Y ahora es oportuno advertir que, aunque se dice el tirano de los gallegos, bajo esta denominación se comprenden los castellanos y leoneses, a quienes Ben Besaam y los escritores de su tiempo apellidaban gallegos: á los navarros los llamaban bascos, y á los catalanes francos. Sin embargo, algunos autores usaban de la calificación Afarand´ye (los de Afranc de Conde) , para designar a los españoles en general.
2Quiere decir el nombre que tomaban los reyes y príncipes por sus instintos religiosos, ó por las acciones que ejecutaban.
3Los katás son una especie de perdiz que vuelan rápidamente en busca de los lagos y riachuelos. La comparación de completa rapidez la hacen los mejores autores árabes con este animal.
4Tal era el título que por entonces se daba á Yusuf Ben Teschfin el Almorabid.
5La batalla de Zalaca se dió viernes 14 de red´yeb del año 479.
6La voz alminbar ha conservado entre nosotros su significación de cátedra o púlpito.
7Alude a los jefes de los cristianos.
8Este Señor de Mallorca era Nassir-ed-Daula, que se declaró independiente cuando G´Ali Ben Mod´yehid fue privado del señorío de Denia por Al-Moktaadir de Zaragoza, y los Beni G´Abed eran los reyes de Sevilla.
9Yusuf Ben Theschif que tenía también este nombre.
10Compara á estas inaccesibles montañas de Medina, á la familia de los Beni G´abed
11La voz thaifa se ha conservado en toda su pureza para indicar la familia y allegados á cierta persona influyente: los parciales de un régulo o mandarín.
12Esta fábula de Bidpay que se encuentra en diversas traducciones de las fábulas indianas, está reducida á que un zorro vió un cierto día que dos cabras monteses se daban grandes cornadas, derramando largamente su sangre. El astuto espectador quería aprovecharse de la desgracia de los contendientes, y se puso a lamer la sangre: pero estas, no contentas con semejante acción, olvidaron su querella y cargaron sobre el zorro hasta dejarlo muerto.
13Disquisición sobre la traducción que me es imposible copiar.
14Quiere decir que no arbitraba medios para salir del apuro.
15Esta fecha está equivocada, según hemos hecho ya ver en otro lugar, debiendo ser 487, y según diremos un poco más adelante.
16En esta nota, el autor nos da noticia de otras fuentes árabes que relatan estos hechos. La omito por no poder copiarla íntegra ya que lleva textos en árabe.
17Traducida á la letra esta frase es “á los mas cercanos y á los mas remotos”, pero Mr. Dozy sigue la traduccion que nosotros le damos, conviniendo en que significa aquella espresion los mas cercanos á su grandeza, y los mas separados de ella. En este mismo sentído se usa con frecuencia en el poema de G'Antar, hallándose por vez primera cuando este negro luchó con el esclavo Dad'yí.
18Alude á Rodrigo
19El conde de Barcelona Berenguer Ramón II
20Estos sucesos se ven confirmados en el artículo biográfico de Matsdalí que trae Ben Al-Jatíb en su biblioteca de hombres itustres, conservada en la del Escorial (codice MDCLXVIII y 1673 de los estantes) y extractada por Casiri , tomo 2.", pág. 95, cotumna 2.ª Nosotros vamos á dar el texto de este artículo tal como se lee en un ejemplar de la obra de Ben Al-Jatíb , que se halla en la Biblioteca nacional (G. g. 26, tomo 1.º pág. 339), copiado de la del Escorial, y cotejado por nosotros con ella:
Madtsdalí Ben Benu Lantun, Ben Jasan, Ben Mojamed, Ben Tarkut, Ben Uria hithin, Ben Manshur, Ben Noshalo, Ben Omeia, Ben Uaiatín, es-Shanajad'y i" oí Lamtuní. Su condicion Fué el Emir Matsdalí, el sostenedor mas firme de la dinastía Lamtuní de Yusuf Ben Teschfin, y de sus parientes. Los dos (Matsdalí y Yosuf) pelearon valerosamente con Tarkut, cabeza de esta dinastía, y le igualó y le honro , y lo hizo admirable. Fue Scheij de la dinastía LamUmí, y jefe de las cohortes Sanajad'yies, esforzado, perseverante, valiente entre los valientes, sin presuncion (1), de gran firmeza, celebre en sus narraciones, original en sus pensamientos, y de gran experiencia. Fué larga su vida, y glorificó sus combates, y prolongó las algaras, y fueron numerosos sus encuentros con el enemigo, y siempre obedeció las órdenes de su sultan. — De sus buenas acciones.— Ganó á los cristianos por su ingenio la ciudad de Valencia, y la restítuyó al Islam para su mayor honra y gloria, al mediar Red´yeb del año 495 (21 Abril á 20 de Mayo 1102). Entró en Granada: fue Ualí de Córdoba y de Granada y sus cercanías, despucs de Yusuf Ben Teschfin, en el año 505 (1111y 1112). Dice Ben es-Sherfí: murió en la noche del martes 17 de Schaual del año 508 (14 de Febrero de 1115) peleando en las cercanías de Jisn Kosanlania (castíllo de Concentaina), y se llevó á Córdoba llegando allí en dia miercoles, segundo despucs de su muerte, y rogó por él y sus restos en la oracion del G´ashar, (las tres de la tarde ó vísperas) el Fakib Kaadhí de Córdoba Abu-I Kaasim Ben Iamdin, y se le enterró junto á su padre, y se construyó allí un jardin hermosísimo. Dios le concedio el privilegio sin igual de perseverar en la amistad de Emir-al-Moslemin, Yusuf.
(1) El aulor dice distante de la fama
21Ramadhan
22Al musco (árabe) almizcle
23Mr. Dozy dice los politeistas. El nombre árabe es asociados.


Malo de Molina, Manuel. RODRIGO EL CAMPEADOR. Imprenta nacional. Madrid, 1857

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