D. Diego de Haedo, ¿el arzobispo que pagó el rescate de D. Miguel de Cervantes?
Visitando esta mañana el museo que, sobre la historia del Valle de Carranza (Bizkaia), se aloja en la antigua iglesia de San Andrés de Biañez del citado valle, he podido leer cómo se atribuye a D. Diego de Haedo, natural de San Miguel de Haedo (Carranza), arzobispo de Palermo y también virrey y capitán general de Sicilia, el pago de los 500 ducados que se abonaron por la liberación de D. Miguel de Cervantes de su prisión en Argel.
Buscando más información sobre tal hecho, no encuentro nada parecido sino, por el contrario, unas detalladas cuentas, redactadas en el XIX, de cómo fray Juan Gil (apellido típicamente carranzano) y fray Antón de la Bella reunieron el dinero del rescate, sin que por parte alguna aparezca el nombre del arzobispo que nos ocupa. Asimismo, se puede consultar el acta notarial del rescate.
Por otro lado, parece que, como tambien nos informan en el citado museo, nuestro arzobispo figura como el escritor que nos legó la mejor información que tenemos sobre el cautiverio de Cervantes. Se trata del libro titulado ''Topografía e historia general de Argel '' (Valladolid, 1612), obra publicada por el sobrino homónimo del Obispo de Palermo, D. Diego de Haedo, Abad del Monasterio de Frómista (Palencia), quien atribuye a su tío la redacción fundamental del texto.
No obstante, parece que tampoco este hecho es considerado como verdadero por los expertos, y así se nos comenta en este texto donde se atribuye a Antonio de Sosa, compañero de prision del Manco de Lepanto, la autoria del mismo:
“Otra biografía arquetípica que dio lugar a uno de los más importantes libros castellanos sobre el Magreb sería la del autor de la Topographia e historia general de Argel (Valladolid, 1612), dada a la imprenta por fray Diego de Haedo, abad de Frómista (Palencia). Hay dos personajes que llevan esta apellido, tío y sobrino, el abad de Frómista y su homónimo Diego de Haedo, arzobispo de Palermo y presidente y capitán general de Sicilia. El arzobispo Haedo habría obtenido infromaciones de cautivos rescatados de Argel y habría pasado a su sobrino aquellos apuntes que sirvieron de base a la redacción del amplísimo trabajo que es la Topografía...; esa fue la versión admitida tradicionalmente, la autoría de dos personas que nunda habían estado en la capital de la Berbería. Tras un estudio pormenorizado de G. Camamis, sin embargo, parece claro que ni tío ni sobrino pudieron llevar a cabo aquel trabajo, y que la obra fue redactada por un cautivo que estuvo en Argel entre 1578 y 1581, "fechas entre las cuales tiene lugar la inmensa mayoría de acontecimientos narrados en los cinco libros de la obra" (G. Camamis, Estudios sobre el cautiverio en el siglo de oro, Madrid, Gredos, 1977, p. 132.). Aquel cautivo no sería otro que Antonio de Sosa, compañero de cautiverio de Cervantes y del que casi nada se sabe de su vida anterior y posterior al cautiverio; llegado a Argel con otras doscientas noventa personas cautivas de la galera San Pablo de la orden de Malta, coincidió con Cervantes en Argel tres años y ocho meses y aún seguía en el cautiverio cuando Cervantes fue rescatado por fray Juan Gil en el otoño de 1580 (Ver, además de Camamis cit., la Información... hecha a petición del propio Cervantes, con testigos compañeros suyos de cautiverio, transcrita por Pedro Torres Lanzas y publicada por José Esteban editor, Madrid, 1981, pp. 155-166). El texto, terminado por el cuidadoso doctor Sosa, llegaría a poder del arzobispo Haedo de Palermo; su sobrino homónimo, sin duda a la muerte de Sosa, llevaría consigo el manuscrito a España en 1599 --la última fecha de la Topografía... corresponde a 1596--, en 1604 ya tenía licencia para publicarlo pero esperaría hasta después de la muerte de su tío el arzobispo, en 1608, para llevar a cabo esta edición, en la que asocia su nombre y el de su tío como coautores. "El destino ha sido muy injusto con el doctor Sosa", concluye Camamis (op. cit. p. 149), al robarle "el fruto de sus largas pesquisas y desvelos literarios". El silencio de Cervantes, que sin duda conoció la obra publicada cuatro años antes de su muerte, también parece extraño y Camamis lo achaca al respeto que despertaba la figura del arzobispo Haedo, para quien su sobrino reclamaba la autoría después de muerto.”
E incluso otros atribuyen el texto al mismo D. Miguel:
“Así que tenemos dos posibles autores, y sólo dos, de esta obra anónima publicada por Haedo: Antonio de Sosa y Miguel de Cervantes. Sea cual sea el que escojamos, nos queda el mismo problema: la publicación de la obra por Haedo bajo su propio nombre. Haedo no sólo le dio unos retoques, sino que publicó como suyo, al parecer a sabiendas, una obra escrita por otro. La obra apareció con un nombre de autor falso. Es un hecho en que están conformes todos los que han examinado la obra en este siglo. Así que el no publicarla Cervantes con su nombre no es un argumento en contra de ser Cervantes su autor, pues el problema es el mismo con Sosa. (¿Por qué no la publicó Sosa con su nombre? O si Sosa había fallecido, algo que no nos consta, ¿por qué no honró Haedo la portada con el nombre de Sosa?) Se trata de una obra no publicada por su autor.”
También don J.R. Iturriza y Zabala lo cita entre los varones ilustres del valle y le atribuye unos hechos que voy a poner en duda yo mismo:
“El ilustrísimo señor Don Diego de Haedo, Arzobispo de Palermo en Sizilia, donde falleció el año de 1608; el cual fue varón de mucha virtud y santidad , y cuando se sumergió la lengüeta de la Plaza de Túnez, que había construido la ciudad para recibir a su Monarca, quedó sobre las aguas echando bendiciones a la gente que perecía.”
Lo que nadie pone en duda es la fundación del Colegio Seminario, con la advocación de San Lorenzo, que existió, y del que se conservan sus potentes paredes, en el pueblo que le vió nacer, así como la casa palacio que en el mismo lugar mandó construir a sus expensas.
Y estas son las cosas que sobre el ilustre arzobispo he podido averiguar, quedándome la duda sobre la posibilidad de que existan datos que permitan afirmar que D. Diego de Ahedo pusiera el dinero del rescate del manco genial. Por lo que si alguien que lea estas lineas posee dicha información, le agardecería que me la proporcionara.
2 comentarios:
Hola Jonathan, pues el caso es que me extraña que en el museo hayan cometido un error así.
Algo debe haber. A ver si alguien nos da una pista.
Un saludo
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