lunes, 5 de marzo de 2007

La Casa de Juntas de Avellaneda


Ubicada en el municipio de Sopuerta (Bizkaia), en la linde con el de Zalla, se encuentra este simbólico edificio que alberga desde 1933 el Museo de las Encartaciones. Su estratégica posición , bajo el monte bocinero de Kolitza (desde donde con una bocina de asta de toro, que podemos ver en el museo, se convocaba a juntas), y al pie de la antigua calzada que unía Pisoraca (Herrera de Pisuerga) con Flaviobriga (Castro Urdiales-Cantabria), nos hace pensar en la importancia que el lugar ha debido tener, desde un punto de vista político, desde muy antiguo.
Aunque la existencia de las Juntas de Avellaneda sólo se documentan a partir del S. XIV, podemos sospechar de su existencia desde muy antiguo, aunque nada podemos decir sobre su significación ni su ámbito de influencia.
Las Juntas se celebraban al aire libre, alrededor del Roble Foral, y la asistencia debía ser masiva, a juzgar por las 120 personas que acudieron en 1.406 de sólo tres municipios. Similar costumbre podemos rastrear en el municipio encartado de Arcentales, donde todavía se conserva el Rebollo del Concejo (el actual es hijo del de Gernika) y la piedra que servía de mesa en las reuniones. Peor suerte corrió el de Avellaneda, quemado por las tropas francesas en el transcurso de la Guerra de la Independencia.
La primera noticia que tenemos de un edificio en el solar de Avellaneda data de 1.535, cuando conocemos la existencia de una carcel en el lugar. Tras sucesivos avatares durante los tres siglos siguientes, a principios del S. XX , el edificio, en ruinas, se restaura y se utiliza como cuartel de Miñones (guardia foral) hasta 1.932 en que se vuelve a reformar para darle su actual uso como Museo. Las últimas obras son recientes, de los años 1.992 y 93, en que se amplía, a mi juicio torpemente, y adquiere su aspecto actual. La parte más antigua que se conserva es la fachada principal, del S.XVII, con el escudo de Las Encartaciones.
En el interior del museo podemos hacer un recorrido por las distintas etapas de la historia de Las Encartaciones, desde las pinturas rupestres de Carranza y Galdames hasta los usos agrícolas más recientes, perdidos en nuestros días; pasando por los megalitos, tan abundantes en la comarca, el Miliario de Maximino, una reprodución de la necrópolis tardoantigua de Ranes, maquetas de las Casas Torre, etc.....



En el exterior, aparte del edificio del museo, podemos observar los restos de la calzada romana Pisoraca-Flaviobriga, recientemente excavada, y la pintoresca Ermita del Angel, donde hasta hace poco se conservaba el aludido miliario de Maximino, hoy en el interior del museo.

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