miércoles, 3 de enero de 2007

"Yo, Claudio" de Robert Graves. La fidelidad histórica de una novela (I)


Yo, Claudio

Esta novela narra los entresijos del imperio, y sobre todo de la familia imperial, desde el reinado de Octavio Augusto hasta el nombramiento como emperador de Claudio.
Robert Graves nació en Londres el 26 de Junio de 1895. Estudió filología clásica en la universidad de Oxford. Su primer libro, Hadas y fusileros, fue escrito en 1917, y en él refleja las experiencias vividas durante la primera guerra mundial. Aunque él se consideraba poeta, completó numerosos trabajos narrativos, como el mismo Yo, Claudio y su continuación Claudio el dios y su esposa Mesalina (ambos en 1934) o La hija de Homero (1955). También ha realizado distintos trabajos de investigación mitológica, como en el caso de El vellocino de oro (1944). Al final de su vida paso bastante tiempo en las Islas de Mallorca, en las que murió en el año 1985.
Como veremos, el autor representa con gran fidelidad la sociedad, la forma de vida, los hechos históricos... de la época, aunque a veces, como es lógico, dentro de la narración introduce algunos elementos ajenos a la historia, para dar más continuidad al argumento o no hacer muy pesada la lectura.
Para facilitar el análisis del libro, lo he dividido en los siguientes apartados: sociedad, política y administración del imperio, economía, vida cotidiana y hechos históricos. Hay que recordar, para comprender bien el análisis de esta novela, que el argumento de ésta se desarrolla desde el reinado de Augusto hasta el nombramiento como emperador de Claudio. Antes de que Augusto fuera nombrado emperador, Julio Cesar fue asesinado (año 49 a.C.) por posicionarse en contra del senado. Después de esto, aprovechándose de la situación política, y tras eliminar a sus adversarios en la carrera por el poder, Augusto se hizo con el poder casi absoluto de Roma. Esto no fue tan fácil como parece, ya que como se puede apreciar en el libro, tuvo que tener mucha mano derecha para mantener al sector republicano tranquilo, haciendo que el senado tuviese todavía alguna atribución, pero no demasiadas como para que representase un peligro para su poder personal. Esto hizo que se dieran situaciones políticas bastante complicadas como veremos más adelante.

SOCIEDAD

LA FAMILIA ROMANA
La familia romana era la célula base de la sociedad romana, pero no todas las personas podían formar una familia. El matrimonio con plenos efectos legales solo podía darse entre aquellas personas que poseían derecho a contraer matrimonio legítimo (connubium). Este vínculo desaparecía por decisión de la pareja o si uno de los dos miembros de la pareja perdía la ciudadanía o la libertad.
El “jefe” de la familia era el pater familias o patria potestas, siempre un hombre. Los esclavos y todas las cosas se hallaban sometidas a su dueño, el padre de familia; incluso el hijo seguía bajo el poder de decisión de su padre aún después de ser mayor de edad, estar casado y haber realizado el servicio militar. Esta potestad solo se acababa con la muerte del padre o su pérdida de la ciudadanía.
La mujer, no tenía un papel muy importante, y siempre dependía de su marido para tomar cualquier decisión. El sector femenino no empezaría a cobrar auge en la vida social hasta la dinastía de los Severos.

PATRICIOS, PLEBEYOS Y ESCLAVOS
Las familias de los patricios eran las primeras familias asentadas en Roma y sus descendientes. Cada una pretende descender de un antepasado más o menos divinizado (pater). Desde el principio de Roma, los patricios y sus familias constituyen el primer eslabón social. Los patricios están en la base de la fundación de Roma y, por tanto, son ciudadanos romanos. Tienen la exclusiva de los cargos públicos, y dirigen la vida de Roma. Los patricios a demás solían tener a su cargo a los llamados clientes. Estos eran los extranjeros o refugiados pobres, sujetos a patronazgo de un patricio, el cual le brindaba ayuda económica, lo defendía ante la ley, y lo dejaba participar de las ceremonias religiosas a cambio de que éste lo acompañase en la guerra y lo ayudase en todas los trabajos en el que el patricio lo solicitara. Los patricios se enorgullecían de tener clientela grande o importante.
Los plebeyos constituyen la mayor parte de la población (la multitud), compuesta también con extranjeros, refugiados pobres o clientes que se habían enemistado con sus "patronos". Eran considerados hombres libres pero no ciudadanos, por lo que no podían participar en lo político ni en lo religioso.
La esclavitud era el destino normal de los presos de guerra. Legalmente, carecían de todo derecho: eran instrumentum vocale ("herramienta que habla"). Hacían gratis los peores trabajos y de por vida. El trato dependía del carácter personal del amo.
Aunque se encuentra fuera de la cronología del libro, es necesario explicar las luchas que hubo entre los plebeyos y los patricios para conseguir la ciudadanía, condición que después de doscientos años de lucha, consiguieron.

LUCHAS ENTRE PATRICIOS Y PLEBEYOS POR LA CIUDADANÍA
La ciudadanía romana es durante siglos es el título más deseado. Consiste en unos derechos (iura) y unas obligaciones (munera). La ciudadanía podía conseguirse de tres formas:
  • Por nacimiento: naciendo de matrimonio legítimo (iustae nuptiae) de un ciudadano; siendo hijo de liberto o extranjero favorecido con la concesión de la ciudadanía (civitatis donatio).
  • Por concesión legal: por ejemplo, por hacer una casa en Roma, o construir un barco capaz para 10000 modios de grano, o por hacer condenar a un magistrado.
  • Por concesión del estado, representado para el caso, por los comicios, un general vencedor, las comisiones encargadas de fundar una colonia romana o el emperador.


Esta ciudadanía, de la misma manera que se podía ganar, también se podía perder por alguna de las siguientes causas:

  • Perdiendo el status libertatis: por condena penal, por insolvencia, pronto suprimida; por privación de agua y luz (interdictio aquae et ignis) o deportación; o por negarse al censo, al servicio militar, por desertar, por caer preso en una guerra, o por violar los derechos de gentes.
  • Perdiendo el status civitatis: renuncia a la ciudadanía (reiecto civitatis) o por hacerse civis de otra ciudad.

Tras doscientos años de lucha con el senado y los patricios, los plebeyos consiguieron la ciudadanía romana (287 a.C.), pudiendo así participar en actos religiosos y políticos. Aún así, quedaba por alcanzar la igualdad entre estos dos grandes grupos sociales en bastantes ámbitos, como la misma política, la religión o la economía.

EL ORDEN SENATORIAL Y EL ORDEN ECUESTRE
La cúspide de la estructura social estuvo ocupada por el orden senatorial, integrado por 600 miembros del Senado y sus familias. Se trataba de un pequeño número de personas con un enorme patrimonio y que accedían a los puestos más elevados. Este orden estaba formado por patricios que tuvieron algún antepasado que desempeñase en su tiempo alguna magistratura curul (cónsul, pretor, censor o edil). Para diferenciarse, los miembros del orden senatorial, llevaban la túnica laticlavia, con una banda ancha de púrpura y un anillo de oro. Además, como veremos más adelante, gozaban de una posición privilegiada en el teatro, anfiteatro y circo.
El orden ecuestre surgió de la caballería del ejército romano. Ésta estaba formada por ricos que traían el caballo o que utilizaban caballos del estado. Formaban un grupo social distinguido (caracterizados por un anillo de oro y una túnica bordada de púrpura), pero pronto fueron insuficientes y hubo que sustituirlos con soldados pagados. Quedaron así como una burguesía dedicada no tanto a la compra y explotación de tierras, como a los negocios bancarios. Raras veces se dedicaron a la política, donde los consideraban despectivamente homines novi (sin antepasados ilustres). Esta última consideración creaba bastantes problemas por ejemplo a la hora de contraer matrimonio o de nombrar senador a una persona del orden ecuestre.
CONCLUSIONES
El autor del libro recrea perfectamente la sociedad romana y las situaciones derivadas de sus características. Aunque no hace referencia directa a los puntos comentados, si que se pueden apreciar los rasgos distintivos de la familia y la potestad del padre, o el casi nulo papel en la sociedad de la mujer romana, así como prácticamente todas las características sociales comentadas.
De todas formas, al centrarse la narración en las capas altas de la sociedad más que en la plebe, lo que mejor se aprecia son las disputas y luchas entre el orden senatorial y el ecuestre. Durante toda la novela se puede ver como las personas del orden ecuestre son siempre menospreciadas, aunque no se las puede faltar al respeto ya que forman parte de la nobleza debido al dinero que poseen. Pero en el momento en que una persona de este orden es nombrada para algún cargo público, el propio Claudio cita la procedencia de esa persona, dando a entender que no posee antepasados nobles.
En general, la imagen que el autor da de la sociedad de la época coincide totalmente con la que proporcionan las fuentes bibliográficas, en incluso se podría decir que el libro en este aspecto tiene hasta un valor didáctico, ya que al utilizar ejemplos de la vida diaria, consigue que se entienda mejor por ejemplo lo que suponía ser esclavo en Roma, el poder que tenía el padre sobre la familia o lo importante que era para una persona de la nobleza poseer antepasados curules para entrar en el orden senatorial.

No hay comentarios: