Cuanto más se profundiza en este asunto de Veleia, más “perplejidades en cadena” provoca. En esto, al menos, parece que estamos todos de acuerdo.
Se publicaron ayer, por parte de la Diputación Foral de Álava, el supuesto conjunto de informes que se presentaron en el seno de la comisión, y aunque no tengo nada claro si están todos los que son, si parece que son todos los que están. Y es que no me cuadran los números, Lorena López de Lacalle ha hablado de 26 expertos, Eliseo Gil cita 14 de la UPV, que en realidad son 16, ya que se olvida de A. Azkarate y B. Bengoetxea, que firman junto a Quirós y Núñez el informe sobre el método arqueológico. Además, dice que existen otros trece investigadores que aportan informes, aparte del equipo de Lurmen y los informes de los laboratorios. Si contamos los informes disponibles en la web de Diputación, tenemos, tres informes de Rubén Cerdán, un análisis por LDI-TOFMS y LIBS de muestras cerámicas del Yacimiento, elaborado por J. Rodríguez, Marien López, Mohamed Oujja, Rebeca de Nalda, Marta Castillejo y Luis Bañares, y un informe técnico de LAZ-UAM 2001/1 elaborado por Arturo Morales y Eufrasia Roselló, lo que nos da un total de 9 expertos ajenos a la UPV, los que sumados a los aportados por ella nos dan un total de 25 expertos (23 para Gil) y 20 informes. ¿Faltan informes por publicar?. Me sobran 4 investigadores. Así, con estos cuatro, que no encuentro, me saldrían 27 expertos para Gil y 29 para la Diputada de Cultura.
Por otro lado, he podido leer, tanto el informe sobre el método arqueológico, como el informe de la profesora Isabel Velázquez sobre epigrafía y lingüística.
No logro entender por qué, existiendo un informe tan crítico sobre el método arqueológico seguido por Lurmen, la exposición en Juntas se basó en las tonterías de Descartes y el pegamento. Y es más, teniendo ese informe, cuya validez no soy quien para juzgar, pero que, al menos, entra en el meollo del asunto con seriedad, por qué se utiliza el endeble testimonio de los tres arqueólogos, ex trabajadores de Lurmen, S.L., para cuestionar la seriedad del equipo. La única explicación que encuentro, es que no se ha querido entrar en debates científicos. No se quiere buscar una explicación coherente al hecho mismo de la existencia de los grafitos. Se quiere dar carpetazo al asunto, deshacerse de Eliseo Gil y su empresa, y si te he visto, no me acuerdo. Me gustaría que alguien me diera una explicación convincente sobre este proceder de la diputada y de los miembros de la comisión. ¿Tal vez no se quiso profundizar en el tema porque se conocía la existencia de tres expertos dispuestos a certificar la buena praxis arqueológica de Eliseo Gil?. Esto, cuando menos, podía dilatar en el tiempo la toma de decisiones. No me vale el argumento de que la Dra. Carmen Fernández Ochoa se ha retractado, ya que cuando firmó el informe o dictamen, conocía la controversia acerca del contenido de los mismos, y lo que ha dicho siempre, como Eliseo, es que no entra a valorar los grafitos, sí el método arqueológico: “Por otra parte no entramos en la valoración de la interpretación histórica que los investigadores deducen a partir del registro cronoestratigráfico que, por experiencia, sabemos que se fundamenta sobre hipótesis de trabajo que pueden contener, lógicamente, elementos subjetivos. Asimismo, y buscando una mayor objetividad, hemos prescindido del análisis del material epigráfico recuperado, para que nuestra valoración se centrara exclusivamente en la solvencia científica y metodológica de la propia excavación, a nuestro juicio cumplidamente probada.”
Resulta curioso que se prefiera el testimonio de los tres arqueólogos citados, sin valorar sus contradicciones, a la seriedad de un informe científico como el de Azkarate con otros.
Ayer ya se evidenciaron dos contradiciones en las declaraciones del trío de arqueólogos. En primer lugar, dicen haber tomado la decisión de abandonar el equipo de Lurmen desde el momento mismo en que se decidió hacer públicos los descubrimientos, ya que, al parecer, se oponían a ello, sin embargo, uno de ellos, don Carlos Crespo Beistegui, no tuvo ningún problema en acceder a una entrevista en radio el mismo día 23 de junio de 2006 (gracias por la información Ricardo): http://www.halabedi.org/archives/512
De otro lado, no hace tanto tiempo que enviaron un comunicado al Correo, concretamente, el pasado día 27 de noviembre: “Los tres expertos muestran su «más absoluta disposición a declarar ante las autoridades competentes en materia de patrimonio cultural y judicial». Asimismo, expresan su deseo de depurar «todas las responsabilidades al máximo nivel», a fin de que «el honor, la profesionalidad y la honradez de todos aquellos que hemos tenido contacto con el yacimiento directa o indirectamente quede sin sombra de sospecha», apuntan.”
Y ayer nos regalaron con la perla que todos conocemos.
Pero es que en las mismas declaraciones que hacen, incurren en contradicción:
En El Pais: "Hay que ser muy burro para que pasen por delante de tus ojos cientos de piezas con inscripciones epigráficas y no las reconozcas. Durante la excavación del sector 5 de Iruña-Veleia, donde se encontraron los hallazgos excepcionales, nosotros no vimos nunca un grafito. Siempre aparecían después del lavado de las piezas".
Más adelante, en el mismo artículo: “Las inscripciones que se presentaron como el primer vestigio en euskera, entre los siglos III y V d. C., se descubrieron diez meses después de extraer las piezas, en una excavación ocasional al grabarse un programa de ETB. "Nos pidieron unas tomas de trabajo de campo y acudimos a ese sector donde había ladrillo. Se guardó en los almacenes y, tras un tiempo, resultó que contenía esos grafitos en euskera", explicaron.”
Sin embargo, en el artículo publicado hoy por El Correo:
-¿Han extraído o visto extraer en Veleia materiales con grafitos que no fueran excepcionales, es decir, que carecieran de interés?
-Sí. Cientos de ellos, pero ninguno de los excepcionales.
¿En qué sector de la excavación encontró este hombre, in situ, cientos de grafitos banales, si no ha visto ninguno ni en el sector 5 ni en el 6?. En el sector 12 parece que se encontraron 124 piezas en 2005, y muchas de ellas también conflictivas.
Supongo que de poco sirve decir que Eliseo Gil ha repetido en diversas ocasiones que bastantes hallazgos se han hecho durante el mismo proceso de excavación, pero es que, como ya dije en un comentario anterior, un contertulio del programa Tercer Milenio decía conocer a alguien que estaba excavando a dos metros de la persona que encontró alguno de los grafitos con temática egipcia. Supongo que no será tan difícil buscar testigos. No creo que se haga.
Por otra parte, este testimonio, acerca de haber visto extraer cientos de grafitos banales en Veleia, sería un buena prueba sobre la autenticidad de la anómala proliferación de los mismos en Veleia. Anomalía utilizada como sospecha de su veracidad en varios de los informes.
En definitiva, las únicas pruebas de autenticidad de las piezas se basan en la proceso de excavación, y en su adscripción a determinados niveles estratigráficos, así como en la validez o invalidez de las pruebas fisico-químicas a las que han sido sometidas. Creo que nadie duda acerca de lo extraordinario de los hallazgos, incluido el propio Eliseo Gil, pero precisamente por ello, su validación debe pasar por la verificación, o no, del mismo proceso arqueológico y de las prubas físico-químicas. Sin embargo, la argumentación de la Diputación se basa en Descartes, el pegamento, y el testimonio del trio de arqueólogos. Parece mucho más importante el ataque mediático a Eliseo Gil que el buscar una explicación coherente para las piezas, aunque esta pase por el descubrimiento de errores en el método arqueológico. Está claro que no interesa entrar por ese camino. Lo importante no son las piezas, sino arremeter contra el arqueólogo.