La batalla de Andagoste (Álava)
Ha estado generalmente aceptada, tras haber sido superadas las teorías vasco-cantabristas tan afamadas en otros siglos, la pacífica entrada de Roma en los territorios del actual Pais Vasco.
Sin embargo, descubrimientos arqueológicos, relativamente recientes, vienen a demostrar que no fue tan pacífica esta dominación. Así, y fruto de la casualidad, se descubrió, en el año 1997, lo que parecían ser los restos de un campamento romano en el valle alavés de Kuartango.
Los trabajos arqueológicos se llevaron a cabo entre los años 1998 y 2003 y como fruto de ellos se ha podido reconstruir lo que pudo ocurrir allí hace más de dos mil años.
Resumiendo, parece que hacia el año 38 a.c., nueve años antes del inicio de las guerras cántabras, efectivos de una legión romana, proveniente del asedio de algún castro, se afanaba en la construcción de un campamento en Andagoste (Kuartango, Álava), cuando se vió sorprendida por el ataque de alguna tribu indígena (¿Caristios?). El resultado de la batalla parece que estuvo, esta vez, del lado local, ya que el campamento nunca se terminó de construir.
La importancia de estas excavaciones no estriba sólo en la anécdota de la batalla, ya que al parecer aporta informaciones importantes en materia de numismática romana, así como la más amplia colección de material de guerra romano hallado hasta la fecha, superando incluso a las excavaciones relacionadas directamente con las Guerras Cántabras.
Para una información más completa se puede leer este artículo en red de José Antonio Ocharan Larrondo, uno de los arqueólogos responsable de las excavaciones.
Por otro lado, también parece que se han obtenido interesantes aportaciones de época medieval, con el hallazgo de las primeras monedas árabes encontradas en el Pais Vasco.
Relativamente cerca, en el alto de Orduña, apareció casualmente, hace ya algunos años, la única moneda visigoda encontrada en el Pais Vasco hasta la fecha.
Parece que esta zona, inmediata a la divisoria de aguas que separa el Pais Vasco Atlántico del Valle del Ebro es una mina de sorpresas.